jueves, 6 de marzo de 2014

LO QUE QUIEREN LAS MUJERES (MEL GIBSON)

¿Qué quieren las mujeres? Si usted supiera exactamente lo que quieren las mujeres, entonces sería la persona más rica del planeta, porque no creo que conozca a una mujer que sabe lo que quiere. Este viene a convertirse en tema principal de esta película.
Nick Marshall (Mel Gibson) es un creativo de publicidad divorciado, con una hija adolescente y unas cuantas concepciones "machistas" sobre el mundo femenino.
Nick está muy seguro de sus capacidades, y convencido de que obtendrá su ascenso a director creativo de la agencia en la que trabaja. Pero el pobre deberá soportar con estoicismo la noticia que le da su jefe (Alan Alda): el nuevo director creativo no será él... sino ella. Sí, una mujer. O más precisamente Darcy McGuire (Helen Hunt), la creativa-estrella que acaba de renunciar a la empresa de la competencia.
Nick enloquece ante las explicaciones de su jefe: "necesitamos captar las firmas que venden a las mujeres, ellas son las que mueven el mercado". Las razones no lo convencen, pero carece de alternativas. Así que, con su mejor cara, concurre a la primera reunión con su nueva jefa. Allí, una inexpresiva Hunt entrega artículos de uso femenino a cada uno de los creativos: corpiños armados, medias, lápiz labial, cera depilatoria, rímel, tratamientos capilares y cremas.
Esa noche, en su casa, mientras toma unas copas, Nick prueba en su cuerpo cada uno de aquellos artículos. Luego de bailes frente al espejo y luchas con el secador de pelo, Nick cae travestido en la bañera, con el aparato enchufado, y se electrocuta. Al otro día, cuando despierta, Nick descubre algo que lo horroriza primero y lo satisface después. Puede escuchar los pensamientos de todas las mujeres. Astuto, Nick pronto se da cuenta de las ventajas que eso le depara: con ese as bajo la manga podrá derrocar a Darcy y obtener su tan ansiado puesto.
Así paso el tiempo y oyendo lo que el consumidor quería y lo que pensaba la directora Creativa hizo un anuncio para Nike y logrando convencer al cliente.
Para que los clientes nos vean como algo más que alguien que sólo quiere vender sus productos, debemos ponernos en su piel y pensar: ¿cómo me gustaría a mí que me trataran?, ¿qué tipo de ayuda necesitaría yo en este momento? O simplemente imaginarnos como se sentirá  el cliente al usar nuestro producto.
Para vender  y llegar verdaderamente al cliente se necesita convicción y persuasión, para entender las necesidades del cliente y satisfacerlas. Debemos entender que nuestros productos no le aportan valor por sí mismos al cliente, sino que el verdadero valor está en que le ayuden a conseguir los resultados que desea y necesita.
Un producto no es solo lo que vemos y tocamos, es esto más todos los servicios que se cumplen para entregarlo en el momento preciso, en las condiciones convenidas, a un precio razonable. Es decir, tal y como el cliente lo quiere y lo espera.
Cuando entramos en algún sitio a comprar algo, todos esperamos lo mismo y, por supuesto, nuestros clientes también: confiabilidad, diligencia, garantía, empatía y recursos tangibles.
Se está considerando que el 80% de la publicidad esta dirigida para la mujer  las marcas comienzan a hilar más fino y generan productos, servicios y comunicación dirigida a diferentes segmentos de mujeres, teniendo en cuenta los comportamientos e intereses de las mismas. Se dirigen entonces a mujeres-madres, mujeres-ejecutivas, mujeres-amas de casa o mujeres-deportistas, vegetarianas o rubias de rulos, mujeres con más de 30 y menos de 40 años, o mujeres que les gusta leer, mujeres-abuelas, mujeres-novias o esposas. Hoy no le hablan a “La” mujer,  saben que hay muchísimas!
Por lo que cada día se intenta en llegar a ellas de maneras innovadoras como por ejemplo el posicionamiento de producto que es una técnica publicitaria que consiste en la inserción de un producto, marca o mensaje dentro de la narrativa del programa (mostrado, citado o utilizado por los actores). Esto logramos verlo en diferentes escenas de la película.

En conclusión se puede decir que teniendo el pleno conocimiento de lo que el consumidor necesita y quiere se puede crear la mejor manera para vender el producto, y esto se logra con una buena investigación de mercado para saber hacia quien nos dirigiremos y ponernos en sus zapatos.

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