¿Qué quieren las mujeres? Si usted supiera exactamente lo que quieren las mujeres, entonces sería la persona más rica del planeta, porque no creo que conozca a una mujer que sabe lo que quiere. Este viene a convertirse en tema principal de esta película.
Nick Marshall (Mel Gibson) es un creativo de publicidad divorciado, con una hija adolescente y unas cuantas concepciones "machistas" sobre el mundo femenino.
Nick está muy seguro de sus capacidades, y convencido de que obtendrá su ascenso a director creativo de la agencia en la que trabaja. Pero el pobre deberá soportar con estoicismo la noticia que le da su jefe (Alan Alda): el nuevo director creativo no será él... sino ella. Sí, una mujer. O más precisamente Darcy McGuire (Helen Hunt), la creativa-estrella que acaba de renunciar a la empresa de la competencia.
Nick enloquece ante las explicaciones de su jefe: "necesitamos captar las firmas que venden a las mujeres, ellas son las que mueven el mercado". Las razones no lo convencen, pero carece de alternativas. Así que, con su mejor cara, concurre a la primera reunión con su nueva jefa. Allí, una inexpresiva Hunt entrega artículos de uso femenino a cada uno de los creativos: corpiños armados, medias, lápiz labial, cera depilatoria, rímel, tratamientos capilares y cremas.
Esa noche, en su casa, mientras toma unas copas, Nick prueba en su cuerpo cada uno de aquellos artículos. Luego de bailes frente al espejo y luchas con el secador de pelo, Nick cae travestido en la bañera, con el aparato enchufado, y se electrocuta. Al otro día, cuando despierta, Nick descubre algo que lo horroriza primero y lo satisface después. Puede escuchar los pensamientos de todas las mujeres. Astuto, Nick pronto se da cuenta de las ventajas que eso le depara: con ese as bajo la manga podrá derrocar a Darcy y obtener su tan ansiado puesto.
Así paso el tiempo y oyendo lo que el consumidor quería y lo que pensaba la directora Creativa hizo un anuncio para Nike y logrando convencer al cliente.
Para que los clientes nos vean como algo más que alguien que sólo quiere vender sus productos, debemos ponernos en su piel y pensar: ¿cómo me gustaría a mí que me trataran?, ¿qué tipo de ayuda necesitaría yo en este momento? O simplemente imaginarnos como se sentirá el cliente al usar nuestro producto.
Para vender y llegar verdaderamente al cliente se necesita convicción y persuasión, para entender las necesidades del cliente y satisfacerlas. Debemos entender que nuestros productos no le aportan valor por sí mismos al cliente, sino que el verdadero valor está en que le ayuden a conseguir los resultados que desea y necesita.
Un producto no es solo lo que vemos y tocamos, es esto más todos los servicios que se cumplen para entregarlo en el momento preciso, en las condiciones convenidas, a un precio razonable. Es decir, tal y como el cliente lo quiere y lo espera.
Cuando entramos en algún sitio a comprar algo, todos esperamos lo mismo y, por supuesto, nuestros clientes también: confiabilidad, diligencia, garantía, empatía y recursos tangibles.
Se está considerando que el 80% de la publicidad esta dirigida para la mujer las marcas comienzan a hilar más fino y generan productos, servicios y comunicación dirigida a diferentes segmentos de mujeres, teniendo en cuenta los comportamientos e intereses de las mismas. Se dirigen entonces a mujeres-madres, mujeres-ejecutivas, mujeres-amas de casa o mujeres-deportistas, vegetarianas o rubias de rulos, mujeres con más de 30 y menos de 40 años, o mujeres que les gusta leer, mujeres-abuelas, mujeres-novias o esposas. Hoy no le hablan a “La” mujer, saben que hay muchísimas!
Por lo que cada día se intenta en llegar a ellas de maneras innovadoras como por ejemplo el posicionamiento de producto que es una técnica publicitaria que consiste en la inserción de un producto, marca o mensaje dentro de la narrativa del programa (mostrado, citado o utilizado por los actores). Esto logramos verlo en diferentes escenas de la película.
En conclusión se puede decir que teniendo el pleno conocimiento de lo que el consumidor necesita y quiere se puede crear la mejor manera para vender el producto, y esto se logra con una buena investigación de mercado para saber hacia quien nos dirigiremos y ponernos en sus zapatos.
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